PUBLICIDAD
Desde la infancia y a lo largo de toda nuestra vida las personas estamos expuestas a mensajes publicitarios. A diario somos bombardeadas por mensajes que influencian directa e indirectamente nuestras compras, las alimentarias también, por supuesto. De todos los medios, el televisivo es el más utilizado por la industria de los alimentos para difundir sus mensajes, siendo también el medio donde más se invierte.
Televisión, niños/as y comida basura. Aunque lejos de ser inmunes, las personas adultas tenemos la capacidad de entender la dimensión persuasiva de la publicidad, los niños y las niñas no. Al no tener esta capacidad, la población infantil se convierte una un sector altamente vulnerable, pues deposita una gran confianza en los anuncios. De hecho, el 67% de los niños/as realizan peticiones específicas de alimentos cuando acompañan a sus padres a la tienda de comestibles, de ahí que la industria alimentaria dedique una especial atención a cautivar a la población infantil.
“Desde la edad de 10 años un niño ha aprendido de memoria de 300 a 400 marcas”.
Se calcula que el 20% de la publicidad emitida a lo largo del día es de comida o bebida y se concentra en las horas en que los más pequeños están sentados delante del televisor. El bombardeo de anuncios de caramelos, bollería industrial, bebidas de todo tipo, chocolate y comida rápida aumenta de forma significativa en horario infantil. Los niños ven una media de 34 anuncios al cabo del día y más de 19.000 anuncios al año.
“Los menores españoles de entre 3 y 12 años son los segundos que más tiempo pasan frente a la televisión en toda Europa»
La Organización Mundial de la Salud (OMS) intentó hacer sonar la alarma en su informe Marketing de alimentos ricos en grasas, sal y azúcares para los niños, en el que aboga claramente por limitar la venta y publicidad de alimentos que propicien la obesidad infantil y ya ha exigido a los Gobiernos que tomen cartas en el asunto.
“4 de cada 5 alimentos que se publicitan en los espacios infantiles, son de comida insana”.
Poner coto a la publicidad de comida basura para niños/as. El único sistema regulatorio existente en el estado español es el código PAOS (Publicidad, Actividad, Obesidad y Salud), se trata de un sistema de autorregulación promovido por la industria alimentaria que afecta a la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la población infantil, el código PAOS no sigue las recomendaciones dadas por la OMS en tanto que solamente aborda la ética de la publicidad, pero no la calidad nutricional del producto publicitado ni la frecuencia de emisión de la misma.
Todos los países de nuestro entorno han tomado medidas para proteger a la infancia de la publicidad, especialmente en lo que a alimentación se refiere. En el reino unido desde 2007 existe una normativa estatutaria que prohíbe la publicidad de alimentos poco saludables durante la emisión o inmediatamente antes-después de programas donde la proporción de espectadores menores son al menos un 20% más que la proporción de niños respecto a la población en general. En otros países como Noruega, Austria, Flandes, y Luxemburgo la publicidad está prohibida antes y después de las emisiones infantiles, además el código PAOS se incumple sistemáticamente.
Desde la campaña 25 gramos exigimos una regulación estricta de la publicidad de alimentos y bebidas malsanas dirigida a la infancia, transformando el actual Código PAOS y el mecanismo de Autorregulación en una normativa de obligado cumplimiento que prohíba las diferentes formas de publicidad de alimentos insanos dirigidas a la infancia.
También demandamos que exista un control efectivo de la publicidad y distribución de la alimentación malsana en todas sus formas en los centros educativos.