Si-algún-día-tu-marido-se-da-cuenta-de-que-no-pruebas-en-la-tienda-el-café-más-fresco
Bufffff vaya escalofríos me han dado al leer este artículo de marketingdirecto.com (no por el artículo desde luego, pero sí por el contenido) sobre la publicidad desde principios del siglo XX y que desde luego hoy estaría más que prohibida.Vaya publicidad sexista, racista y con comentarios ofensivos mezclados con mentiras pero que vale la pena echarle un vistazo para ser consciente de lo que nunca se debería haber hecho y que desde luego tenemos que seguir luchando porque no se haga.

Y supongo que mucha gente pensará que esto ya está totalmente erradicado y que hoy ya no se hace publicidad de este tipo. Bueno es cierto, igual no de esta forma, pero todavía existe machismo en la publicidad de muy diversas formas, a veces convertido en micromachismos. Es algo con lo que tenemos que seguir manteniendo los ojos bien abiertos y luchando por cambiarlo.

Os invito a que veáis estos anuncios, ¡que no tienen desperdicio ninguno!

Y no sólo ocurre en el ámbito de la publicidad sino también en el del marketing y en la creación de nuevos productos o más bien, cómo crear un producto que no vale para nada y que encima voy a vender más caro….

Estoy segura que muchas veces habéis pensado porqué c* existen productos para mujeres y hombres que sólo se diferencian por el color, como maquinillas azules y rosas que son las mismas pero que las de mujeres cuestan el doble, ¿pero qué nos pasa? ¿nos toman por tontas? O mejor dicho ¿las marcas están tontas? ¿Creen sinceramente que porque vaya al super y vea la maquinilla rosa me voy a volver loca con ese color y lo voy a comprar por encima de todo, aun valiendo el doble?

Los siento, pero ¡no! Es más, eso me da bastante rabia e intentaré hacer todo lo posible por no consumir ese producto pero además, intentaré no consumir nada de esa marca que me considera tan tonta y superficial (por lo menos, así lo veo yo). ¡Vale ya!

Y para muestra un botón, os dejo vídeo de la gran Ellen Degeneres sobre lo que ocurre cuando le pides a una mujer con la cabeza amueblada que promocione un producto absurdo y machista, ¡muy grande Ellen!

Así que por favor, a nosotras como consumidoras y a nosotras como profesionales de la publicidad y la comunicación, nos toca hacer un papel fundamental, plantarnos para exigir un cambio en este tipo de cosas.